El día en que puse un pie dentro del estadio de fútbol Santiago Bernabéu, situado en el emblemático y refinado Paseo de la Castellana, a un paso de la Puerta de Europa y la plaza de Cibeles en Madrid, marcó un hito en mi vida. No solo significó adentrarme en la casa donde juega el equipo con más títulos de la Champions League en el mundo, sino que también me dejé envolver por la grandiosidad de su estructura. Con capacidad para 82,000 espectadores, su diseño no solo responde a la necesidad de albergar a una multitud, sino que su césped, las gradas, el techo metálico y el piso hidráulico adaptable a distintos eventos, evidencian una obra monumental.
A mi lado estaba un gran amigo, un español apasionado por el fútbol y fanático acérrimo del Real Madrid. Al llegar con tiempo de sobra antes del partido, tuve la oportunidad de escuchar historias y logros del equipo de sus amores. Entre tanto, una reflexión que compartió quedó resonando en mi mente: “Este estadio es, sin duda, monumental. Pero lo que realmente lo engrandece son los equipos que pisan su césped. Un estadio de esta magnitud se justifica por las competiciones que alberga. Sin ellas, pierde su esencia”. Aunque sus palabras podrían parecer evidentes, cobraron un nuevo significado para mí.
Esa mañana, había participado por zoom en una charla con un think tank económico en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, invitado por Jairo Morales Nieto su director y consultor de naciones Unidas. Uno de los temas había sido la reflexión acerca de cómo, a pesar de que la macroeconomía colombiana es una de las mejores diseñadas de Latinoamérica, la debilidad de su microeconomía impide un crecimiento económico sostenible. La analogía entre la importancia de las ligas en el grandioso Santiago Bernabéu y la reflexión de la mañana acerca de la economía colombiana me impactó profundamente, ofreciéndome una perspectiva reveladora sobre varias cuestiones que había contemplado durante años, al contrastar el esplendor de una institución deportiva con los desafíos de un país, porque me subrayó una verdad universal: ya sea en el ámbito del deporte o en el económico, las bases y estructuras sólidas necesitan ser complementadas con elementos dinámicos y eficaces para alcanzar la verdadera grandeza.
Así como el estadio es más que una estructura imponente, destacándose también por la calidad de los partidos y la pasión de sus seguidores, la microeconomía se ocupa de los aspectos más fundamentales y detallados de la economía: las acciones de individuos, hogares, y empresas.
En la microeconomía, cada transacción, decisión de consumo, inversión de una pequeña empresa o intercambio en el mercado tiene su importancia. Estos son los “partidos jugados” dentro del “estadio” de la economía. Sin la vitalidad, innovación y adaptabilidad que se encuentra en el nivel microeconómico, la macroeconomía, al igual que un estadio sin partidos, carecería de vida y dinamismo.
En definitiva la economía en su conjunto se asemeja a una gran liga de fútbol. La macroeconomía es el estadio, construido por el estado, dónde juegan “cuatro ligas” que simbolizan diferentes sectores y actores, cada uno con sus propias reglas, objetivos y políticas.
La Liga de la microeconomía municipal y regional, En conjunto con el estado central aportan el 31% del PIB y canalizan gran parte de la inversión en los activos regionales y de la nación. Gestionada por gobernadores , alcaldes, y ministros, juega un papel fundamental en el desarrollo local y regional al enfocarse en proveer servicios esenciales como seguridad, infraestructura, educación y salud. Este nivel de la economía subraya la importancia de un enfoque equilibrado entre la intervención del Estado y la participación del sector privado, permitiendo una flexibilidad en el grado de intervención estatal según las necesidades y preferencias locales.
La Liga de la Microeconomía sectorial. Se centra en el desarrollo y fortalecimiento de sectores económicos específicos, incluyendo el impulso de las exportaciones. Esta perspectiva resalta una verdad fundamental: aunque hablamos de países como entidades exportadoras, son en realidad sus sectores individuales los que compiten en el mercado global. La efectividad de esta liga depende de una armonía entre las políticas estatales y la dinámica de los mercados; sin un entendimiento profundo de estos últimos, el sector no puede prosperar adecuadamente.
El liderazgo dentro de este enfoque sectorial debe ser compartido entre el Estado y el sector privado, especialmente los gremios, que desempeñan un papel crucial en representar los intereses de sus miembros, aunque enfrenten retos para operar de manera efectiva. La colaboración entre estos actores es vital para navegar con éxito los desafíos globales y aprovechar las oportunidades de mercado.
Los elementos clave para el éxito en la microeconomía sectorial incluyen:
- Competitividad:
- Soberanía Alimentaria:.
- Innovación.
- Centros Tecnológicos Especializados:
- Infraestructura Sectorial
La liga de la Microeconomía formal. En unión con la Microeconomía sectorial, su aporte es de alrededor del 44% del PIB Se enfoca en las empresas formalmente establecidas, las cuales son pilares fundamentales para el crecimiento económico sostenible y la estabilidad social. Estas empresas están en el centro de la generación de empleo bien remunerado, la producción competitiva, la contribución fiscal al estado y la innovación. Para asegurar su éxito y desarrollo, es crucial proveerles un entorno que les ofrezca estabilidad, financiación adecuada y un marco regulatorio claro y predecible.
Generación de empleo bien remunerado: Las empresas formales son esenciales en la creación de oportunidades laborales de calidad, las cuales son cruciales para el bienestar económico y social de la población. Empleos bien remunerados no solo mejoran la calidad de vida de los trabajadores, sino que también impulsan el consumo interno y la demanda de bienes y servicios.
Producción competitiva: La competitividad en los mercados nacionales e internacionales es vital. Las empresas necesitan constantemente innovar y mejorar sus procesos y productos para mantenerse a la vanguardia. La eficiencia, la calidad y la capacidad de adaptación son clave para enfrentar los retos de un mercado globalizado.
Ingresos para el estado: A través de la recaudación de impuestos, las empresas formales contribuyen significativamente al financiamiento de los servicios públicos esenciales, como educación, salud e infraestructura. Esta contribución fiscal es fundamental para el desarrollo y la estabilidad macroeconómica.
Innovación: El motor que impulsa el crecimiento económico a largo plazo. Las empresas formales invierten en investigación y desarrollo para crear nuevos productos y servicios, mejorando su competitividad y ofreciendo soluciones a los desafíos sociales y económicos.
La liga de la economía popular y de los trabajadores independientes. Representa un sector vital y vibrante de la economía. No solo es el más grande en términos de generación de empleo, contribuyendo con el 56% del total, sino que también domina el consumo de hogares, representando el 72% del Producto Interno desde el lado del consumo y alrededor del 25% de la producción nacional. Además, este sector abarca más de 5 millones de empresas, la mayoría de las cuales son microempresas con menos de 3 empleados.
A pesar de su tamaño y contribución significativa a la economía, este sector a menudo se encuentra marginado y etiquetado como informal, lo que subraya una desconexión crítica en la percepción y el tratamiento político-económico hacia él. Este enfoque limitado no solo subestima el valor real y el potencial de este segmento económico, sino que también impide la implementación de políticas adecuadas para su desarrollo y estabilidad.
Este sector necesita una participación activa tanto del Estado como de la comunidad para reconocer su valor y formalizar su contribución de manera que se promueva la equidad y el desarrollo sostenible. Además, dado que figuras de economía popular, como lo son las tiendas de barrio, actúan como canales principales de comercialización para productos de grandes empresas en Colombia, su integración y fortalecimiento tienen implicaciones significativas para la economía en su conjunto.
Para apoyar efectivamente a este sector, se requieren políticas que:
- Reconozcan la diversidad y la importancia de la economía popular y de los trabajadores independientes y se les provea de un sistema de formalización tributaria propio a sus ingresos y en extremo simplificado.
- Fomenten la formalización a través de incentivos y no mediante sanciones o restricciones.
- Proporcionen acceso a financiamiento, educación y recursos tecnológicos.
- Aseguren una red de seguridad social que proteja a los trabajadores independientes y a sus familias.
- Faciliten la integración de estas microempresas en cadenas de valor más amplias, permitiéndoles acceder a mercados más grandes y a mejores oportunidades.
La dicotomía entre Estado y Mercado, o entre neoliberalismo y socialismo, a menudo simplifica en exceso la complejidad y la riqueza de las economías modernas. La realidad es que la economía de un país es un ecosistema diverso, con múltiples actores y fuerzas en juego, que requiere un enfoque matizado y adaptativo.
Entender nuestro “estadio”, en términos de la estructura macroeconómica, y nuestras “ligas” o microeconomías, revela la necesidad de políticas que no se inclinen totalmente hacia un extremo del espectro ideológico, sino que sean capaces de integrar lo mejor de ambos mundos.
Por ultimo podemos concluir que la responsabilidad y la iniciativa no pueden recaer únicamente en el gobierno central. La metáfora de los “estadios” y las “ligas” nos recuerda que, aunque el gobierno central tiene un papel indispensable en proporcionar las condiciones necesarias para el desarrollo, son las iniciativas, la creatividad y el esfuerzo de los actores económicos a nivel local y sectorial los que realmente determinan el éxito de una economía. Por lo tanto, el desarrollo económico es un esfuerzo colectivo que requiere la participación activa y la cooperación de todos los niveles de gobierno, el sector privado, la sociedad civil y los ciudadanos.
ENRIQUE MORALES NIETO
emorales@praxisempresarialsa.com