“El Renacimiento de la Agroindustria Colombiana a través de la Transformación de la Federación Nacional de Cafeteros”
Corría el año 2000 en la pintoresca Navarra, España, cuando mi compañero de viaje Tito Livio Caldas, fundador de la renombrada empresa Legis, y yo nos encontrábamos disfrutando de un esperado cochinillo asado a la navarra en uno de los tradicionales restaurantes locales. Mientras aguardábamos las tres horas anunciadas para su preparación, no podíamos evitar maravillarnos por el rápido desarrollo que España había experimentado en tan solo dos décadas, acercándose cada vez más a convertirse en una nación plenamente desarrollada.
Comentábamos lo que nos había dicho el taxista que nos recomendó el restaurante en el que estábamos, un hombre culto con muy marcado acento Español, editor de libros de historia infantil con cara de cura y protuberante estómago obispal. Nuestro casual amigo taxista, a quien le preguntamos cómo le iba en su oficio, nos miró indeciso por el retrovisor, pero al final dijo; “De maravilla. Estamos en una España Grande. Desde que se inventaron el sistema de los autónomos os digo que nos va de maravilla”. En la mesa contigua, un caballero de aspecto distinguido y modales refinados, vestido con elegancia, parecía estar escuchando nuestra conversación. Después de degustar cuidadosamente una copa de vino, se dirigió a nosotros con una sonrisa amable y cierta curiosidad. “Disculpen, ¿de dónde sois?”.
“Somos colombianos”, respondimos al unísono.
El hombre asintió con aprobación. “Lindo país”, comentó. “He tenido el placer de visitarlo en un par de ocasiones para asistir a varios congresos, invitado por académicos y amigos congresistas”.
“¿Eres congresista?”, inquirió Tito Livio, intrigado.
“Sí, lo soy. Represento en el Senado a la comunidad Foval de Navarra”, respondió el hombre con orgullo.
Escuché atentamente mientras comentabais cómo España había experimentado una notable transformación hacia una democracia vibrante en un período relativamente corto de tiempo. “Os digo que no hicimos muchas cosas, pero las pocas que hicimos parece que las hicimos de manera adecuada”, expresó con modestia. “La verdad es que solo implementamos cuatro grandes reformas: una financiera, una laboral, una tributaria para los autónomos y una agrícola, que incluyó la creación de las Sociedades Agrícolas de Transformación. Y eso fue todo”, concluyó con un toque de humor que provocó risas en toda la mesa.
Mientras continuábamos disfrutando de nuestra comida, me maravillaba de la capacidad de las personas para influir positivamente en el curso de la historia, incluso con cambios aparentemente simples pero significativos.
Con su espíritu vivaz y su marcada intelectualidad, Tito se integró de inmediato con nuestro repentino contertulio, invitándolo a unirse a nuestra mesa y a degustar el delicioso cochinillo que estábamos disfrutando.
La empatía entre los dos juristas fue mutua, y el hombre aceptó la invitación sin dudarlo. Mientras continuábamos disfrutando de la comida, el hombre compartió algo que particularmente me sorprendió y que ahora comparto como parte de esta narración.
“¿Sabéis que aprendimos mucho de vosotros, especialmente en la concepción del desarrollo del sector agrícola?”, comenzó. “La inspiración para la creación de las Sociedades Agrícolas de Transformación, que tanto han impulsado el desarrollo y modernidad de nuestros campos, fue la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia”.
Ante tan asombrosa afirmación, Tito y yo quedamos pasmados, sin poder articular palabra. Aunque éramos conscientes de la importancia de la Federación Nacional de Cafeteros, escuchar que había sido la fuerza motriz detrás de la transformación del sector agrícola español y la inspiración detrás de una ley crucial nos dejó perplejos. Nuestros rostros reflejaban incredulidad mientras pedíamos una explicación.
“Dejadme explicar”, intervino el hombre con calma.
“Nos dimos cuenta de que, aunque el sector agrícola requería tierras adecuadas, maquinaria, fertilizantes, fungicidas, crédito y mano de obra, todo esto por sí solo no era suficiente. Se necesitaba un sistema organizacional respaldado por disposiciones jurídicas que comprendieran las complejidades del campo. Las sociedades limitadas, anónimas o comanditarias no nos proporcionaban este marco jurídico adecuado para el desarrollo y la transformación en actividades de valor más allá de la producción de productos básicos”, explicó el hombre con claridad.
“Nuestras investigaciones nos llevaron a la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. Tras realizar algunos ajustes y adaptaciones al concepto de transformación, que no estaba tan desarrollado en la Federación, construimos la ley de las Sociedades Agrícolas de Transformación”, concluyó, arrojando luz sobre el proceso que había llevado a esta innovadora legislación en España.
Sus palabras resonaron en la mesa, revelando la profunda influencia y la capacidad transformadora de una organización agrícola colombiana en la evolución del sector agrícola español. La conexión entre ambos países en la búsqueda de soluciones innovadoras para el desarrollo económico y social era palpable en ese momento, dejándonos una clara reflexión sobre la importancia del intercambio de ideas y experiencias a nivel internacional.
La tertulia resultó excelente, como suelen ser las conversaciones a la mesa con españoles, y se extendió hasta bien entrada la noche, mientras nuestro nuevo amigo nos explicaba con todo detalle las otras reformas que se habían tramitado en las cortes. “El Plus café corre por mi cuenta”, anunció el hombre, llamando al mesonero para pedir unos añejados brandis.
“Gracias por el cochinillo”, nos dijo al despedirse, a lo que respondimos: “Gracias por el brandy”, como una manera de sellar el inicio de una amistad que, de hecho, perduraría. Entendimos que más que un simple trago de brandy, nuestro encuentro nos había abierto los ojos a la idea de que muchas cosas buenas pueden ser aún mejores si las dotamos de horizontes más amplios, tal como lo habían hecho ellos al incorporar el conocimiento y la experiencia de la Federación Nacional de Cafeteros en su desarrollo agrícola.
Unos cuantos años después en el 2012 hice un programa de alta dirección en el INALDE y una de mis más gratas sorpresas fue que El modelo de Gestión la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, era un caso de éxito desarrollado por la Universidad de Harvard, pero mi enorme tristeza, que aún persiste, radica en que ni la Federación de Cafeteros es hoy la Institución que inspiró a los Españoles, y a los profesores de Harvard, ni el país es una potencia agrícola, De hecho en 20 años es poco lo que hemos avanzado y aún la agroindustria es muy pobre.
Entender y resolver problemas complejos como el estancamiento en el desarrollo de la agroindustria colombiana requiere una metodología estructurada y un análisis detallado. es crucial identificar el problema central y analizar tanto el entorno como las decisiones estratégicas para abordarlo de manera efectiva.
Colombia cuenta con una riqueza natural y geográfica que podría ser un activo importante para la agroindustria. Sin embargo, factores como la falta de infraestructura adecuada, la inestabilidad política y la competencia desleal en los mercados internacionales pueden estar limitando su desarrollo. Por otro lado, es importante analizar las decisiones estratégicas tomadas en el sector agrícola colombiano y evaluar si las estrategias se centran principalmente en la eficiencia operativa, la innovación y la creación de valor para el cliente o en los procesos de posicionamiento y comercialización.
Los españoles para sobrellevar y adaptar un entorno cambiante que afecta mucho al sector agrícola crearon Las Sociedades Agrarias de Transformación (SAT) Entidades que se caracterizan por su finalidad económico-social orientada a la producción, transformación y comercialización de productos agrícolas, ganaderos o forestales, así como la realización de mejoras en el medio rural y el fomento del desarrollo agrario. La ley que las regula aborda aspectos diversos, desde políticas sociales hasta consideraciones sobre el mercado, en respuesta a los entornos cambiantes y las regulaciones europeas.
Aunque la legislación es extensa, su enunciado define claramente tres procesos fundamentales: el Back, que se refiere a la producción; el Middle, que abarca la transformación; y el Front, relacionado con la comercialización.
En el caso de la Federación Nacional de Cafeteros, se destaca su meritoria labor en el Back, es decir, en la producción de café. La federación desempeña un papel crucial al garantizar la compra de los productos a los campesinos, beneficiando a más de 550.000 familias. Este proceso se lleva a cabo a través de las cooperativas de caficultores, las cuales trabajan de manera excelente con inclusión y equidad. Además, la federación se involucra en el mejoramiento de las variedades de café, el cuidado de los cultivos y la garantía de la calidad de los suaves cafés colombianos. Todo esto se realiza en un ecosistema orientado a la sostenibilidad del sector y los cultivos, mediante la provisión de infraestructura, transporte, insumos, fungicidas, maquinaria, financiación y asistencia técnica.
Es cierto que en el aspecto de la transformación, la Federación Nacional de Cafeteros podría fortalecer su labor. Se ha limitado principalmente a la producción de un commodity, sin avanzar lo suficiente hacia la transformación industrial que agregue valor al café colombiano. Este vacío ha sido aprovechado por países como Suiza, Alemania y Japón, quienes han desarrollado industrias sólidas, rentables y sostenibles utilizando el café como materia prima principal.
En cuanto a la comercialización, también se enfrentan desafíos significativos. Desde la terminación del Pacto Mundial del Café en 1989, Colombia ha tenido que competir en un mercado global donde han surgido competidores poderosos. Países como Vietnam, que produce el doble de sacos de café que Colombia, y la emergente Indonesia, que ya se ubica en el cuarto lugar a nivel mundial con 11 millones de sacos, representan una amenaza para la posición de Colombia en el mercado internacional. El mercado mundial del café se caracteriza por ser un oligopsonio, donde unos pocos gigantes como PyG, Nestlé, Jacobs y Dole ejercen un dominio considerable al imponer condiciones a los productores. Además, este mercado muestra rasgos de un oligopolio, ya que estas mismas empresas controlan gran parte de la oferta mundial de café tostado, molido y envasado, otorgándoles un poder significativo sobre los precios y las condiciones del mercado.
A nivel de preferencias, el consumo mundial se inclina más hacia los robustas que hacia los arábicas, lo que significa que el café de menor calidad pero más económico es el más demandado en comparación con las variedades de mayor calidad como las arábicas.
Las grandes tostadoras generalmente optan por vender mezclas de café en lugar de café de origen específico, con una proporción más alta de robustas que arábicas. Esto reduce la prominencia de cafés de origen específico como el colombiano, que puede ofrecer una calidad superior.
Aunque existen cafés gourmet promovidos por emprendedores como Juan Valdez, representan solo una fracción del mercado. La competencia en este entorno oligopsónico y oligopólico puede dificultar que los cafés de alta calidad ganen una mayor participación en el mercado global.
Entre la Transformación de la producción y la transformación de la Federación.
Estos desafíos en los aspectos de transformación y comercialización destacan la necesidad de que la Federación Nacional de Cafeteros y el sector cafetero en su conjunto, busquen estrategias innovadoras y sostenibles para agregar valor al café colombiano y mejorar su competitividad en el mercado global, o lo que es mucho más audaz; ampararse en el conocimiento y estructura de la Federación Nacional de cafeteros y trasladar esta experiencia a otros productos diferentes al café. Es esencial desarrollar una cadena de valor más integral que no solo se enfoque en la producción, sino también en la transformación y comercialización del café y de otros productos, asegurando así un futuro próspero para el sector agroindustrial colombiano.
¿Por qué no pensar entonces en una transformación de la Federación Nacional de Cafeteros, en La Federación Nacional de las sociedades agrícolas de trasformación?Principio del formulario
Las SATs
El establecimiento de las Sociedades Agrarias de Transformación (SAT) en España ha sido fundamental para impulsar el desarrollo de la agricultura, la ganadería y la agroindustria. Estas entidades, orientadas hacia la producción, transformación y comercialización de productos agrícolas, han contribuido significativamente al crecimiento del sector agrario en el país.
Por otro lado, la experiencia de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia ha demostrado el valor de una institución sólida y bien organizada en la promoción y el desarrollo de la industria cafetera. La Federación ha sido clave en asegurar la compra de productos a los campesinos, mejorar la calidad y variedad del café, así como en la provisión de recursos y servicios para los productores.
Colombia tiene la oportunidad de aprovechar la experiencia de las Sociedades Agrarias de Transformación (SAT) y el conocimiento de la Federación Nacional de Cafeteros para desarrollar la agroindustria en el país más allá del café. Aquí hay algunas formas en que podría lograrlo:
- Adaptación del modelo SAT: Colombia podría adaptar el modelo de las SAT a otros cultivos y productos agrícolas además del café. Estas entidades podrían enfocarse en la producción, transformación y comercialización de productos como cacao, frutas tropicales, hortalizas, lácteos, entre otros. Esto permitiría agregar valor a la producción agrícola y generar empleo en áreas rurales.
- Promoción de la asociatividad: Siguiendo el ejemplo de la Federación Nacional de Cafeteros, se podría fomentar la asociatividad entre los productores agrícolas para fortalecer la cadena de valor y mejorar la competitividad. Las asociaciones y cooperativas podrían trabajar en conjunto para desarrollar proyectos de agroindustria, compartir conocimientos y recursos, y acceder a mercados internacionales.
- Capacitación y asistencia técnica: Se podría ofrecer capacitación y asistencia técnica a los productores agrícolas interesados en diversificar sus actividades hacia la agroindustria. Esto podría incluir formación en técnicas de transformación de alimentos, buenas prácticas agrícolas, gestión empresarial, comercialización y certificaciones de calidad.
- Inversión en infraestructura: Colombia podría invertir en infraestructura adecuada para la agroindustria, como plantas de procesamiento, centros de acopio, laboratorios de calidad, sistemas de refrigeración y transporte. Esto facilitaría la transformación de materias primas agrícolas en productos de mayor valor agregado y su acceso a los mercados nacionales e internacionales.
- Apoyo gubernamental: El gobierno colombiano podría implementar políticas y programas de apoyo específicos para el desarrollo de la agroindustria, como incentivos fiscales, acceso a financiamiento, programas de investigación y desarrollo, y promoción en ferias y eventos comerciales.
- Apoyo gubernamental: El gobierno colombiano podría implementar políticas y programas de apoyo específicos para el desarrollo de la agroindustria, como incentivos fiscales, acceso a financiamiento, programas de investigación y desarrollo, y promoción en ferias y eventos comerciales.
En resumen, Colombia tiene la oportunidad de aprovechar la experiencia de las SAT y la Federación Nacional de Cafeteros para diversificar y fortalecer su agroindustria. Esto requerirá un enfoque integral que promueva la asociatividad, la capacitación, la inversión en infraestructura y el apoyo gubernamental. El desarrollo de una agroindustria sólida y diversificada no solo beneficiaría a los productores agrícolas, sino que también contribuiría al crecimiento económico y la generación de empleo en el país.
ENRIQUE MORALES NIETO
emorales@praxisempresarialsa.com